Yo gritaba Beatrice
porque sabía en el fondo
-la gente dice en el fondo
aunque en realidad sea
en la superficie-
que aquello no iba a funcionar.
Me acuciaban las deudas
cuando lo que se quiere decir
-en realidad-
es que entre nosotros había
un océano de dudas
y ella no dejaba de repetir;
"me llamo Beatriz,
te he dicho que me llamo Beatriz".
Y lo hice por la rima
por alejarla del imperio
por salvarla del burdel
burdo de pretensiones
que sajaban la herida